Olor a vainilla. Pressentia

Los dulces secretos del olor a vainilla.

La vainilla tiene un olor reconfortante, cálido. Te aísla de la crueldad y te lleva de nuevo a tu primera infancia, al sustento primario del regazo de la familia. La leche materna tiene un ligero aroma de vainilla, y no es casualidad que los productos para bebés suelen tener también olor o sabor a vainilla.

A algunas personas les encanta el olor a vainilla. Hay gente a la que su esencia le resulta irresistible, incluso afrodisiaca. A otros, el aroma de la vainilla les parece dulzón, trivial, empalagoso y hasta vulgar. Si piensas esto, es muy probable que nunca hayas olido la auténtica vainilla.

¿De verdad crees que has probado la vainilla?

La vainilla real es una especia cara, casi tanto como el azafrán, y hasta hace poco tiempo sólo estaba al alcance de unos pocos. La de los helados, los supermercados y los perfumes baratos no es realmente vainilla. Es vainillina, una molécula sintética que se obtiene industrialmente a partir de la pulpa de madera. Huele y sabe bien, pero no tiene la profundidad y los matices de la verdadera vainilla.

La auténtica vainilla se obtiene de una orquídea originaria de México. La más apreciada se cultiva en Madagascar, tarda tres años en florecer, y debe ser polinizada a mano antes de 24 horas desde que brota la flor. El fruto de la vainilla es una vaina negra y estrecha, de cuyas semillas se extrae la esencia aromática.

Olor a vainilla; está en casi todos los perfumes.

La vainilla está presente en muchísimos perfumes. En algunos es el olor predominante, y en otros es sólo un matiz casi imperceptible, que aporta un rastro de dulzura y familiaridad sin que llegues a olerlo conscientemente. Quienes dicen que no les gusta la vainilla muchas veces eligen como favoritos perfumes que la contienen en proporciones pequeñas.

Los perfumes con vainilla pueden ser simples, fragancias agradables que recuerdan a la cocina de mamá, o mucho más complejos, con notas olfativas de desarrollo sutil, cercanas al ron o al whisky añejo. Otras tienen matices tropicales, con facetas florales que recuerdan al coco y a frutas lejanas, y que remiten al sonido de los tam-tam. Hay vainillas perversas con notas marinas; vainillas extravagantes, inesperadas y extrañas, y vainillas anisadas o picantes que jamás te recordarán a las galletas de tu infancia.

En Pressentia diseñamos perfumes a medida. Una de las preguntas que hacemos a nuestros clientes para crear su fragancia es si les gusta la vainilla. Dependiendo de esa respuesta, y del resto de sus preferencias, ajustaremos la fórmula de su fragancia para que la calidez de un rastro de vainilla resulte más o menos perceptible.

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¿Quieres saber más sobre el olor a vainilla?

Una vieja leyenda mexicana cuenta que Xanat, la joven hija de la diosa de la fertilidad de México, se enamoró de un joven Totonac. Como no podía casarse con él debido a su naturaleza divina, se transformó en una planta que le proporcionara placer y felicidad. Así surgió la flor de la vainilla.

Las posibles propiedades afrodisiacas de la vainilla se han estudiado desde hace mucho tiempo. En 1762, un estudio científico alemán “comprobó” que un medicamento a base de extracto de vainilla curaba la impotencia. Los 342 pacientes del estudio manifestaron, felices, que se habían curado completamente. La ciencia moderna sería escéptica sobre un resultado tan maravilloso, pero existen estudios que analizan la influencia del aroma y el sabor de la vainilla sobre la secreción de hormonas como la testosterona y los estrógenos, y su contribución a las sensaciones de excitación.

La vainilla está presente en los perfumes desde hace varios siglos. Ellen Byron, experta en el mercado de las fragancias, dice: “Otros aromas pueden ponerse de moda o quedarse anticuados, pero la vainilla no muestra signos de perder su popularidad. Es el “factor X” en la mayoría de los perfumes, a los que aporta sensaciones de anhelo, calidez y familiaridad” . Su aroma está presente en productos donde nunca la imaginarías, como los desodorantes “Axe” para adolescentes y las fragancias más frescas de Calvin Klein.

La afinidad por la vainilla parece surgir antes del nacimiento, según la doctora Pamela Dalton, de Monell Chemical Senses Center, un centro de investigación. La vanilla se encuentra en el líquido amniótico y en la leche materna por lo que las personas están expuestas a ella desde muy pronto. Los bebés a menudo orientan sus rostros hacia un aroma de vainilla de una manera diferente a otros sabores y aromas desconocidos. La mayoría de los adultos hemos tenido tantas interacciones con el aroma a vainilla que la nostalgia refuerza nuestra afinidad por ella. Somos muy receptivos a la vainilla incluso cuando está mezclada con muchos otros aromas.